
Santa Rosa de Lima, fue celebrada como la primera flor de Santidad de América. Dotada de brillantes cualidades y dotes de ingenio.
Siente profunda veneración por Santa Catalina de Siena.
Amante de la soledad, dedica gran parte del tiempo a la contemplación, deseando también introducir a otros en los arcanos de la “oración secreta”.
Recluida frecuentemente en la pequeña ermita, abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los indios.
Durante quince años soportará gran aridez espiritual, como crisol purificador, también destaca por su misericordia con los necesitados y oprimidos.
Santa Rosa de Lima arde en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre.
Fr. Vincent de Couesnongle
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