viernes, 6 de agosto de 2010

El Corazón de Jesús y de María


La gran revelación hecha por Jesús a Santa Margarita María, para la devoción a su Sagrado Corazón, de alguna manera, fue “preparada” desde principios del siglo XVII.
La historia demuestra que la respuesta del cielo, cada vez que hay embestidas infernales consolida, explícita y hace progresar la obra de Dios. San Pablo en la I Cor. 11, 19 dice: “es conveniente que haya herejías, a fin de que se destaquen los de probada virtud”.
Es así que contra los terribles errores de los siglos, la Divina Providencia, que no deja de sacar de los grandes males otros bienes mucho mayores, marca en dicho siglo la fisonomía sagrada de la Santa Iglesia con la expresión más tierna y elocuente de la bondad del Señor y de su Madre Santísima: El mundo recibió la revelación de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María.
Un propulsor de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María, fue San Juan Eudes, un gran evangelizador, que consagró su vida entera a las misiones y la formación sacerdotal. Impelido por el soplo de una gracia singular, explicitó con unción y sabiduría la atrevida devoción que une en uno solo a los Sacratísimos Corazones del Redentor y de su Madre: “¿No sabéis que María nada es, nada tiene ni nada posee sin Jesús, por Jesús y en Jesús; y que Jesús es todo, lo puede todo y lo hace todo en ella? ¿No sabéis que fue Jesús quien hizo al corazón de María tal cual es, y quiso tornarlo en una fuente de luz, de consuelo y de toda suerte de gracias para quienes recurren a ella en sus necesidades? ¿No sabéis que Jesús no tan sólo reside y asiste continuamente al Corazón de María, sino que el mismo es el Corazón de María, el corazón de su corazón y el alma de su alma, y que por lo tanto ir al Corazón de María es honrar a Jesús, invocar al Corazón de María es invocar a Jesús?”.
San Juan Eudes no invoca al Inmaculado Corazón de María como si éste tuviera movimientos propios, sino como habiéndose disuelto por completo en el Corazón de Jesús, incapaz de reflejar en sí cualquier cosa que no sea a Dios. Su filial arrojo acuñó un término idéntico: El Sagrado Corazón de Jesús y de María.

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